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COLECCIONISTAS DE MONEDAS

La fiesta de la moneda antigua vuelve a brillar en la Plaza Mayor de Madrid

Actualizado 28 Feb, 2022 •reading-time 6-8'
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La pandemia de coronavirus alteró una de las mayores tradiciones del mundo de la moneda antigua en España, el mercado de la numismática y la filatelia que se celebra todos los domingos y festivos en la Plaza Mayor de Madrid. En diciembre de 2021 regresó a su clásico emplazamiento, bajo los soportales de la histórica plaza.

Cada día, la Plaza Mayor de Madrid borbotea. Por ella caminan al ralentí turistas que observan su majestuosidad mientras grupos de jóvenes buscan los mejores ángulos para sus selfies. Al tiempo, la quietud de las estatuas humanas contrasta con ejecutivos acelerados que, de improviso, reciben una ráfaga con el olor de los clásicos bocadillos de calamares rebozados que se sirven los bares que rodean el entorno. Un día cualquiera, la Plaza Mayor de Madrid es en sí misma un pueblo lleno de estímulos dentro de una gran urbe. Hasta que llega el domingo. Entonces, la Plaza Mayor se convierte en el corazón palpitante de la ciudad.

Los domingos y festivos, la Plaza Mayor de Madrid se presenta de forma diferente. Tiene el bullicio de los niños correteando, de los cafés con leche a primera hora y los aperitivos del mediodía en sus terrazas. Y tiene también, que esto es lo que hoy nos ocupa, el tintineo histórico de las monedas antiguas al que acompaña el silencio sereno de la filatelia.

El mercado de monedas y sellos modifica la estampa en los soportales de la plaza. Corrillos de personas rodean las discretas mesas sobre las que se muestran colecciones de monedas y sellos antiguos. Aficionados venidos de toda España en busca de una joya o de una ganga se mezclan con curiosos y algún que otro interesado en conocer el valor de esa antigua colección de sus abuelos que lleva años “cogiendo polvo en casa”.

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Casi un siglo de historia

Quien más quien menos tiene un familiar que antaño coleccionó sellos o monedas y no pocas personas han heredado tal colección realizada con mimo por los ascendientes. Y a nadie le extrañaría que alguna de esas monedas proviniera de la mismísima Plaza Mayor. Porque este mercado en el que se mezcla la historia, la belleza y la nostalgia no data de antesdeayer. Nada menos que desde el año 1927 lleva celebrándose en uno de los lugares más emblemáticos de Madrid.

Fue en ese 1927 cuando los muchos aficionados a las monedas y los sellos que hasta entonces conversaban, comparaban piezas y comerciaban de forma espontánea en la madrileña Plaza de España decidieron trasladarse a la Plaza Mayor. En esta decisión mucho tuvieron que ver esos soportales que rodean la plaza, que podían servir de refugio cuando el frío o la lluvia se empeñaran en impedir la reunión a cielo abierto.

Pronto, los buscadores de tesoros numismáticos y filatélicos hicieron de la visita a este particular mercado un hábito dominical que generó aprendizajes y nuevas amistades al abrigo de esas monedas de antaño que guardaban el alma del arte, las transacciones económicas y los recuerdos de décadas o siglos pasados.

Monedas antiguas para olvidar la guerra

En 1936, la Guerra Civil arrasó con todo, también con la rutina numismática de la Plaza Mayor. Pero, al poco de acabar el conflicto, sellos y monedas supieron que también de ellos, de su capacidad de retomar las costumbres de la vida, dependía el regreso a la vida cotidiana. No tardaron expertos y curiosos en volver a escudriñar al detalle las piezas que se exponían en la Plaza Mayor. En aquellos tiempos, hablar de monedas antiguas servía además para dejar de hablar de la guerra, para tratar de recuperar la vida en positivo.

Y el fluir de los años hizo crecer el gusto por tener en las manos piezas históricas, el placer de conversar con comerciantes y aficionados domingo tras domingo. Acudir a la Plaza Mayor se convirtió en una rutina placentera como lo era disfrutar de una caña en Casa Labra o pasear alrededor del lago del Retiro. El mercado se expandió entonces con poco orden. Para evitar la anarquía que generaban los recién llegados, en 1959 el Sindicato de Papel Prensa y Artes Gráficas acordó con el Ayuntamiento de Madrid que fuera necesario contar con un permiso municipal para poder tener un puesto en la Plaza Mayor.

El boom de la numismática

A partir de entonces, de los años 60 y 70, se alcanza el gran boom del mercado de monedas y sellos. Al punto de que los amantes numismáticos y filatélicos se extendían en sus conversaciones y contemplaciones a lo largo y ancho de toda la plaza.

Con el crecimiento de la afición al coleccionismo empezaron a aparecer también vendedores que no contaban con permiso y se apostaban con una maleta en la plaza para mostrar sus colecciones y hacer negocio. Tuvo que intervenir el ayuntamiento para perseguir esta venta.

Junto a los puestos de domingo, en las callejuelas aledañas a la Plaza se asientan desde hace ya décadas establecimientos físicos especializados en numismática y sellos que abren durante toda la semana. La emoción por la búsqueda de la moneda única, de la pieza anhelada, no sabe de días de la semana, si bien hay una realidad innegable: los domingos y festivos son en la Plaza Mayor de Madrid los días marcados en rojo para los devotos de la numismática.

Es cierto que la expansión de Internet redujo la cantidad de visitantes, que muchos de esos aficionados viven desde la comodidad de sus hogares la mágica búsqueda de la pieza de sus sueños. Sin embargo, el mercado de monedas y sellos resiste en la plaza más célebre de la capital de España. Aún son muchos los que cada domingo se acercan a los puestos y disfrutan pasando las páginas de unos álbumes que son, a la vez, historia y pasión.

La pandemia no pudo con una tradición centenaria

El mercado ha logrado, incluso, resistir el embate cruel e imprevisto de la pandemia de coronavirus que asoló cualquier actividad a partir de marzo de 2020. Fueron muchos los meses en que la plaza amaneció vacía de monedas y sellos, vacía de gente, vacía de vida. Pero el empuje de la afición numismática y filatélica es mayor que la vileza de cualquier enfermedad.

En febrero de 2021, casi un año después del inicio de la pandemia, la Plaza Mayor de Madrid volvía a mostrar las monedas y los sellos históricos en un espacio renovado. Con objeto de cumplir las normas sanitarias, los puestos ubicados en los soportales antes de la llegada del coronavirus, se trasladaron a un espacio acotado, en el margen derecho de la histórica estatua de Felipe III. Los domingos y festivos, los coleccionistas encontraban un nuevo lugar donde reunirse y celebrar la belleza de sellos y monedas.

Habrían de pasar unos meses aún, con la extensión de la vacunación, para que el mercado de monedas y sellos regresara a los soportales y la Plaza Mayor recuperase su casi centenaria imagen de los días festivos. Desde diciembre de 2021, los 138 puestos de monedas y sellos vuelven a ubicarse en el lugar del que nunca quisieron marchar. Allí se pueden encontrar todo tipo de piezas, a todo tipo de precio.

Pero allí, sobre todo, cualquier curioso, aficionado o especialista vive un aura única, casi centenaria, que pone en contacto el arte de la numismática con el pueblo, sea cual sea su clase social, su procedencia, su capacidad económica. Porque el mercado de monedas y sellos de la Plaza Mayor es el mejor ejemplo de que la numismática es, también, una hermosa manera de unir a las personas.

Fuentes: Abc.es, diario.madrid.es, Fesofi.es, larazon.es