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COLECCIONISTAS DE MONEDAS

Numismática para principiantes: ¿Cómo empezar (o vender adecuadamente) tu colección de monedas o billetes?

Actualizado 22 Feb, 2023 •reading-time 6-8'
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Nota editorial: Este artículo se actualiza periódicamente para reflejar el valor actual de las monedas más valiosas.

En Coleccionistas de Monedas luchamos contra la desinformación que rodea al mundo de las monedas en la Red. Por esta razón nuestros artículos están escritos 100% por personas (no AI) y enlazamos a todas las fuentes y referencias de los precios de las monedas, para que tengas información real, actualizada y confiable.

Nos ha pasado: sea en nuestros primeros años, al trabajar en una tienda, proyectar una exposición, o guiar a un amigo que empieza su propia afición… todos nos hemos topado con piezas que creemos valiosas pero no lo son tanto, o con “colecciones” que no son más que un conjunto de ejemplares desordenados y guardados en una bolsa de supermercado.

Saber qué puedes hacer en esta situación es lo que distingue a los verdaderos coleccionistas de simples acumuladores.

En Coleccionistas de Monedas queremos aportar nuestro grano de arena ante esta situación, más común de lo que uno piensa, dando una serie de recomendaciones para que quienes quieran integrarse a la afición puedan hacerlo como corresponde, y que quienes deseen vender sus piezas puedan hacerlo de manera óptima.

Antes de comenzar, es preciso destacar que el artículo está enfocado en una colección de monedas y billetes modernos, y en ningún caso puede ser aplicado de forma literal a monedas antiguas, puesto que ellas tienen particularidades propias de un nivel avanzado, y que deben ser vistas con especialistas.

Así, sin más preámbulo, presentamos la primera parte de nuestro decálogo para numismáticos principiantes.

#1 Determinar si lo que tengo en mis manos es un objeto numismático o no

Para los que están día a día en ello es muy simple, pero para los que van comenzando puede resultar complicado distinguir una moneda de una medalla, una ficha o algo redondo y metálico nada relacionado con el rubro.

¿Qué es una moneda?

De entrada, una moneda es un objeto creado para facilitar los intercambios comerciales que suele estar hecho en metal, generalmente en forma circular (en ocasiones poligonal) y de tamaño pequeño (alrededor de 3 centímetros las más grandes), pero siempre lleva la identificación del país acuñador y el valor facial que posee; además, sus elementos de diseño aluden a estas variables.

Ejemplo de moneda
Ejemplo de moneda. Fuente: Coin Database

Un último factor a considerar es la masividad de la moneda en comparación con las fichas y medallas. Las monedas se producen en millones de unidades año tras año, por lo que pueden ser vistas en cualquier rincón del país en que circulan; las fichas, por su parte, suelen ser acuñadas en cantidades menores, fechas más esporádicas y ámbitos reducidos, y las medallas son todavía más limitadas.

¿Qué es una ficha?

Ya que las mencionamos, no dejaremos de definirlas: una ficha es un objeto similar a la moneda pero de alcance menor en cantidad, calidad y ámbito geográfico; no necesariamente está hecha en metal ni sujeta a la forma circular (aunque ésta sigue siendo mayoría), pero casi siempre lleva la identificación del emisor (una empresa privada) y su funcionalidad o valor de cambio (están pensadas para cambiarse en una tienda particular, no sólo por productos sino también servicios como activar una máquina de juegos).

Ejemplo de ficha
Ejemplo de ficha. Fuente: Numista

¿Qué es una medalla?

Una medalla es un objeto parecido a la moneda sólo en apariencias, ya que no cumple la función de cambio propia de ésta sino que se trata, más bien, de un objeto artístico hecho con fines conmemorativos. Precisamente por esa misión es que suelen hacerse en cantidades mucho menores que las fichas, pero con una calidad superior que las monedas en lo que a tamaño, diseño y ejecución se refiere.

Ejemplo de medalla
Ejemplo de medalla. Fuente: Mashini Antiguedades

¿Qué es un billete?

Finalmente, aunque bastante distinguible de los anteriores, definiremos al billete por su doble condición de ser papel moneda y objeto de colección. También conocidas como notas de banco, los billetes son dinero en el sentido de que se fabrican para facilitar las transacciones pero abarcando valores más altos que las monedas, siendo su complemento para las operaciones diarias. También llevan la identificación del país o banco emisor y el valor facial, pero sus mayores dimensiones y el estar fabricados en un sustrato para impresión (de papel o polímero) hace posible desarrollar un trabajo artístico superior al de los numismas pero que respeta sus formalidades.

Ejemplo de billete
Ejemplo de billete. Fuente: Wikipedia

Todos ellos son objeto de estudio para la numismática en general, por lo que si tus ejemplares se ajustan a las definiciones antes dichas, estás es una dirección.

  • ¿Tienes un disco de metal pequeño que ostenta el nombre de tu país, su escudo y un valor? Es con seguridad una moneda.
  • ¿Tu pieza es grande y muestra a un personaje histórico en alto relieve, con su nombre y un par de años acompañándole? Puede tratarse de una medalla.
  • ¿El objeto muestra el logotipo de una pizzería o un lavado de autos? Se trata de una ficha.
  • ¿No es ninguno de los anteriores pero tampoco es un billete? Puede que no sea un artículo numismático.
Preguntas útiles para determinar el tipo de objeto que posees

#2 Un poco de orden no hace daño

Una vez que tengas tus objetos identificados como monedas, medallas, fichas o billetes, es importante separarlos y ordenarlos para facilitar su colección o revisión por parte de un especialista. Para ello, el primer paso es clasificarlos en base a los tipos de pieza antes descritos.

En este punto, es importante distinguir a las medallas de los demás artículos puesto que no tienen una función de cambio. Las medallas pueden organizarse por tema partiendo del motivo que conmemoran, para luego profundizar en el tópico (natalicio, defunción, otro evento histórico) o criterios más formales (metal y tamaño, por ejemplo).

Volviendo con las monedas, billetes y fichas, todos éstos tienen un emisor: país, banco o empresa respectivamente; por ello, un gran paso hacia una colección ordenada es juntar todas las monedas de España, billetes del Banco de Cádiz o fichas del salón de juegos de tu calle.

Habiendo hecho lo anterior, el siguiente criterio recomendado es considerar la unidad monetaria si corresponde. Una unidad monetaria es, por decirlo de manera sencilla, la denominación formal de todas las monedas de un período; por ejemplo: escudos, pesetas, euros. Éstas están compuestas por piezas de distintas denominaciones o valores faciales, que deberán ser el siguiente aspecto a considerar: si tengo todas las pesetas reunidas, ahora juntaré las de 2 por separado de las de 5.

El último factor a considerar es la fecha: dar orden cronológico a los ejemplares. ¿Por qué al final? A nuestro parecer, es más sencillo revisar todas las monedas de un mismo valor juntas que las de un mismo año, en el que pudieron producirse distintas denominaciones. Ese, además, es el orden que aplican los catálogos especializados: país, unidad monetaria, denominación, año; por ello, seguir ese orden facilitaría un trabajo de catalogación posterior.

¿Qué hay más allá de la fecha? Si te sientes lo suficientemente preparado, puedes empezar a separar cada año por variantes, o distinguir emisiones conmemorativas de las de circulación general; ello, no obstante, requiere un ojo más entrenado o una documentación previa superior a la contemplada hasta ahora.

#3 Hazte con unos protectores adecuados

De nada sirve todo el orden antes aplicado si, al final del día, los ejemplares quedan sueltos al fondo de la gaveta, se devuelven a la bolsa de supermercado o, peor aún, a un calcetín usado. Emplear los protectores correctos es vital en el proceso de preparar una colección o venta ya que ningún estudioso o comprador potencial se tomará en serio una aglomeración de piezas sin orden o almacenamiento adecuado.

En el caso de monedas y fichas, existen dos tipos de protectores ideales:

  • los cartones con ventana transparente, cuadrados e idealmente autoadhesivos, y
  • las cápsulas acrílicas cuadradas o redondas: fabricados con materiales libres de contaminantes los puedes encontrar con distintas medidas. Elige aquellos que se ajusten a las dimensiones de tus objetos.
Álbum con cartones
Álbum con cartones. Fuente: Leuchtturm.

Los billetes, por su parte, se guardan en sobres acrílicos rígidos hechos también con materiales inertes y a la medida del ejemplar.

Álbum para billetes. Fuente: Leuchtturm.
Álbum para billetes. Fuente: Leuchtturm.

Una vez que tengamos las piezas protegidas, el siguiente paso es almacenarlas en un álbum fabricado con materiales inofensivos. Para ello sus hojas deben tener bolsillos con la medida correcta. Afortunadamente, los tamaños suelen estar estandarizados, por lo que no será difícil hacerse con ellos y armar un buen portafolio.

Las medallas merecen nuevamente una mención aparte al tener características diferentes a las de monedas y fichas. Por ello, lo recomendable es resguardarlas en cápsulas acrílicas o estuches a la medida, también hechos en materiales inofensivos para ellas. Con posterioridad, pueden almacenarse en bandejas de exhibición con casilleros acordes a su diámetro. Lo mismo aplica para numismas encapsulados.

#4 Manipula correctamente las piezas de tu colección

Todo el proceso de revisión, orden y almacenamiento implica manipular las piezas, lo que, hecho incorrectamente, puede dañarlas o cuando menos ensuciarlas, reduciendo su valor de colección.

En una circunstancia ideal, lo correcto es manejar los ejemplares con guantes de nitrilo desechables, o algodón blanco lavables, tras limpiar y secar adecuadamente las manos. Ello impedirá que el sudor y la grasa que desprendemos se traspasen a los objetos.

Así mismo, debes considerar manipular las piezas lo menos posible, sólo cuando sea necesario, y sujetarlas de manera firme pero con la fuerza justa para no dañar las más frágiles (como los billetes).

Las monedas, fichas y medallas se sujetan por el canto, no por las caras, y los billetes por los lados, suavemente y con ambas manos, procurando mantener los dedos estirados por la parte posterior para dar a la nota un mayor apoyo.

No está de más reiterar que debe sujetar las piezas firmemente pero con la fuerza justa, para de este modo prevenir caídas. Una caída es perjudicial para un objeto numismático puesto que puede ocasionar daños irreversibles en los más frágiles: abolladuras en el metal y dobleces en el papel.

#5 La conservación es clave

Conservar es saber mantener algo en las condiciones adecuadas para que no se deteriore. Puede parecer complejo, pero a efectos de esta guía para principiantes, lo importante está en seguir las indicaciones de manipulación y almacenamiento dadas anteriormente para garantizar una buena preservación de la colección.

Así mismo debería tener en cuenta igualmente:

  • Que el sitio de resguardo de las piezas sea seguro y discreto, donde los amigos de lo ajeno no puedan encontrarlas y sustraerlas
  • Fuera del alcance de los niños, para que nuestros ejemplares no terminen convirtiéndose en un juguete
  • No esté sometido a condiciones ambientales extremas, tales como altas o bajas temperaturas, fuentes de iluminación cercanas y humedad excesiva. Este tipo de condiciones ocasionará la aparición de insectos y hongos dispuestos a devorar la colección.

Por otro lado, es bien sabido que la numismática posee sus propios grados de conservación, los cuales obviaremos en esta ocasión puesto que alargarían innecesariamente esta guía para principiantes; éstos dan para un tema en sí mismo que tocaremos más adelante. Lo que sí vamos a establecer aquí es que mientras más clara, íntegra y completa se vea una pieza, más valor tiene.

Una moneda, medalla, ficha o billete en buen estado de conservación no presenta abolladuras, roturas o dobleces, tiene leyendas que se leen con facilidad y figuras que no muestran desgaste: mientras mejores sean estas características, mayor es su grado y valor. Lo contrario también es cierto: si muestra golpes, los textos están borrosos y las figuras irreconocibles, el estado y precio son más bajos. Finalmente, si los golpes son demasiados y nada se distingue, entonces el ejemplar se encuentra en el fondo de la escala, perdiendo todo su valor de colección.

Dos dólares Morgan con más de 120 años pero grados de conservación diametralmente opuestos.

Dos dólares Morgan con más de 120 años pero grados de conservación diametralmente opuestos. Fuente: coleccionistasdemonedas.com

Cabe destacar que antigüedad y conservación no necesariamente van de la mano, pues si bien una pieza antigua suele estar desgastada, hay muchos ejemplos de monedas con cientos o miles de años en condiciones impecables y otras con menos de dos años que parecen haber sido trituradas. Por ello, justificar una pieza desgastada como antigua para intentar subir su valor no es procedente.

#6 Una decisión importante: ¿Limpiar o no limpiar una pieza numismática?

Un error común que cometen los principiantes es limpiar sus piezas, empleando para ello mecanismos y productos abrasivos que, más que dar valor al objeto, terminan quitándoselo.

En numismática, claridad no es sinónimo de limpieza sino de conservación adecuada por lo que, de partida, las piezas no suelen limpiarse salvo que ello, efectivamente, suponga un rescate o revalorización del ejemplar. En realidad esos casos suelen ser muy reducidos, estando casi siempre ligados al contexto arqueológico o estético.

Por regla general, una moneda, ficha o medalla antigua no se limpia ya que eso supondría la pérdida de su pátina y, con ella, la evidencia del paso del tiempo.

La pátina es una capa que se forma sobre la superficie de la pieza, dándole un color marrón, verde, azul o morado, y es producto de la oxidación: de la reacción del metal al estar en contacto con el oxígeno.

Una moneda, ficha o medalla contemporánea tampoco debe limpiarse salvo que tenga suciedad que, una vez removida, contribuya a mejorar su conservación y apariencia. Para ello, deben emplearse procedimientos y recursos no abrasivos que garanticen remover únicamente el contaminante, y que recomendamos consultar a un especialista. Como nota al margen, un ejemplar con fondo de espejo no debe limpiarse ya que ello le haría perder dicha característica.

Finalmente, un billete no debe limpiarse ya que es todavía más frágil que un numisma. Ciertas manchas en el papel moneda pueden removerse, como las hechas con el lápiz de grafito (nuevamente recomendamos consultar a un especialista); no obstante, en el caso de las notas antiguas debes sopesar esto contra la posibilidad de dañarlas irreversiblemente, y en el de las contemporáneas con la opción de reemplazarlas.

En caso de que tomes la decisión de limpiarlas, lee antes nuestro artículo sobre limpieza de monedas antiguas.

#7 Aprende a reconocer piezas originales

Las monedas, fichas, medallas y notas de banco son propensas a falsificaciones: las modernas por su valor de cambio y las antiguas por el de colección.

Aquí, en el caso de las piezas antiguas es recomendable acudir a un especialista o fuentes documentales que ayuden a arrojar un poco de luz sobre la autenticidad de lo que se tiene. En el caso de las contemporáneas basta con buscar en internet para obtener datos que servirán para reconocer si nuestros objetos son falsos o no. Y es que las monedas, billetes y medallas de hoy en día salen a circular con suficientes avisos previos y descripciones que ayudarán a reconocerlas.

Las monedas y medallas llegan al mercado con sus especificaciones técnicas: apariencia, metal en que están hechas, diámetro, peso y hasta certificados de autenticidad en algunos casos. Basta con contrastar esa información con la pieza que se tiene, permitiendo un margen de pérdida mínimo en el caso de las dimensiones y peso producto del desgaste.

Con los billetes es incluso más sencillo, pues cuentan además con elementos de seguridad distinguibles a la vista y al tacto para facilitar el reconocimiento por los usuarios, y que no son fáciles de falsificar. Ejemplos de ello son la impresión en relieve del diseño (especialmente imágenes, letras y guilloches decorativos); el uso de un papel moneda con características diferentes a las de las hojas bond, pues poseen una textura distinta, e incluyen fibrillas multicolores, hilos de seguridad y marcas de agua; y la confección del diseño con recursos tales como registro perfecto visible a contraluz, o microtextos que se distorsionan al copiarse.

comparativa BIllete falso y original

Comparativa entre un billete de 100 dólares australiano falso (arriba) y original (abajo). Fuente: Daily Mail Australia

#8 Aprende a identificar potenciales piezas de alto valor

Todos los objetos numismáticos tienen valor de colección, pero no es necesariamente tan elevado como se puede pensar. De hecho, en el caso de las piezas actualmente circulantes, éste puede no ser mayor a su importe facial.

El punto de partida para determinar el coste de una moneda, billete, ficha o medalla son sus valores de cambio e intrínseco, es decir, el que declaran en su superficie (sólo si están circulando) y el del material que las compone (sea una resina sintética o un metal precioso). A eso debe sumarse la rareza del ejemplar, es decir, su tiraje conocido y con qué frecuencia se ve en el mercado.

La rareza está por encima de cualquier otro criterio a la hora de determinar si algo es valioso o no. Por ejemplo, puede costar más una moneda de cobre de la que sólo se conocen cuatro ejemplares a una de oro que se acuñó en 50.000 unidades. O un billete de 2020 que se incineró casi totalmente, sobreviviendo sólo 10, a una moneda de 1933 con 30.000.000 de piezas aún sin fundir.

Además de la rareza debe tenerse en cuenta la conservación. Y es que un objeto en buen estado vale mucho más que uno en pésimas condiciones, siendo natural para todo coleccionista el querer tener las piezas más bonitas en su patrimonio, y estar dispuesto a pagar más por ellas.

También existen los errores de producción, que van de la mano con la rareza. Los artistas (en el caso de las medallas) y emisores de dinero (en el caso de las monedas, fichas y billetes) tienen estándares de calidad que deben cumplir a la hora de poner a circular sus piezas, pero que están bajo el control de seres humanos y máquinas que pueden cometer errores u omisiones, especialmente entre millones de ejemplares que se producen.

Por ello, es normal (aunque no abundante) que de vez en cuando se vean monedas con una acuñación mal centrada o sobre un cospel que no corresponde, y billetes con fallas de impresión, numeración o corte, que escaparon de la revisión de sus creadores. Estas piezas suelen cotizarse por encima de la media dependiendo de la naturaleza del error y la frecuencia con la que se aprecia, por lo que si tienes una de ellas, podría tratarse de un pequeño tesoro (si existen muy pocos, como un mal corte) o una más del montón (si el error se reprodujo en millones de ejemplares, como una falla de diseño).

Billete de 500 rupias indias con error de corte.
Billete de 500 rupias indias con error de corte. Fuente: Ebay.

Finalmente, y exclusivo de los billetes, está la plusvalía que aportan los

  • seriales con numeración curiosa: bajos (por debajo de 1.000), altos (los últimos 1.000), sólidos (todos los dígitos iguales), capicúas (se leen igual de ambos lados).
  • los ejemplares de reposición: billetes especialmente identificados que reemplazan los errores detectados) y
  • los excedentarios, con numeración por encima de la emisión autorizada.

#9 Asesórate con un especialista

Todo buen coleccionista debe asesorarse con conocedores en caso de duda, teniendo paciencia en la construcción de su patrimonio y pensando bien sus movimientos en lugar de tomar decisiones precipitadas en materia de compra y venta de piezas.

Es bien sabido que el libre mercado no sólo tiene especialistas o vendedores certificados, sino también personas que poco o nada saben del valor de sus ejemplares, pero que pueden ponerlos a la venta sin restricciones, lo que resulta en negocios a pérdida para una o ambas partes. No obstante, también están los agentes con falta de escrúpulos que pueden aprovecharse de la inexperiencia de compradores noveles para entregarles monedas, billetes, fichas y medallas a sobreprecio.

Como toda disciplina, existen expertos e instituciones que pueden ayudar a los principiantes, bien sea de manera gratuita o mediante suscripción. En materia de graduación, conservación y encapsulado, puede acudirse a compañías como la Numismatic Guaranty Company (NGC) o el Professional Coin Grading Service (PCGS), ambas en Estados Unidos; y en cuanto al estudio numismático pueden mencionarse la American Numismatic Association, de Estados Unidos, o la Asociación Numismática Española, en España.

Pero no sólo se trata de empresas y sociedades. En todas partes del mundo existen grupos de coleccionistas que están dispuestos a ayudarse entre sí. Basta con echar un vistazo a las redes sociales para encontrar páginas en Facebook, o asistir a una feria para conocerlos en persona. Lo importante es siempre conversar con los demás para conocer la reputación de cada uno.

Por último, están las revistas especializadas como Coleccionistas de Monedas, siempre publicando contenido de calidad para quienes prefieren formarse a sí mismos. Pero ello no debe ser la única forma de ilustrarse ya que vivimos en sociedad y la numismática es una pasión global que nos une.

#10 Nunca dejes de aprender

El conocimiento evoluciona y lo que actualmente es una verdad irrefutable mañana puede estar obsoleto. Eso es ley en toda disciplina científica pero también en el mercado: una pieza hoy vista como rara o inexistente a futuro puede ser común por haberse encontrado en yacimientos arqueólogicos cientos de piezas similares, desplomando su precio.

Un presupuesto del año 2011 es imposible que siga vigente en 2023. La ley de la oferta y la demanda es tan aplicable a la numismática como a otros ámbitos de las actividades económicas humanas.

Por ello, la recomendación final a quienes aman este arte y quieren dedicarse a él, o a quienes por fortuna se hicieron de una colección que quieren vender lo mejor posible, es mantenerse informado sin discriminar fuente; integrarse a una red donde fluya conocimiento al respecto y no ser egoísta con él.

Después de todo, hoy puedes ser un principiante a quienes los veteranos asesoran, pero mañana tendrás la oportunidad de orientar y ayudar a otras personas.

Referencias

Larreal Soto, Hussein (2008). Modelo de registro e inventario del coleccionismo numismático. Trabajo de investigación no publicado. Universidad Católica Cecilio Acosta. Maracaibo, Venezuela.