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COLECCIONISTAS DE MONEDAS

Una moneda con el sello de Tutankamón que podría reescribir la Historia

Actualizado 03 Nov, 2022 •reading-time 6-8'
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¿Por qué no se encontraron monedas en la tumba del faraón más conocido de la historia? ¿Qué relación existe entre esta ausencia y el lingote de plata con su sello subastado el 18 de noviembre de 2019? Desde la web Coleccionistas de Monedas conmemoramos el 4 de noviembre de 2022, centenario del descubrimiento de la tumba que revolucionó la egiptología contemporánea.

Un día para la historia

El 4 de noviembre de 1922, en las cercanías de Luxor, Egipto, un niño de 10 años llamado Husein Abdel Rasul cumplía su trabajo diario: llevar agua a la cuadrilla de trabajadores que, bajo la dirección de Howard Carter, intentaba dar con el que sería el hallazgo más famoso de la egiptología.

Bien temprano por la mañana, Husein llegó con dos tinajas de agua a lomos de su burro y, antes de descargarlas, escarbó en la arena para acomodarlas, pero terminó encontrando el primero de los 16 escalones que conducen a la entrada de la tumba de Tutankamón.

Lo que sigue es historia: Carter convocó a su patrocinador, Lord Carnarvon, y retomó las excavaciones a su llegada para, el 26 de noviembre, toparse con una segunda puerta sellada detrás de la cual pudo ver “cosas maravillosas”: una colección de 5.398 objetos que incluían amuletos, estatuillas de dioses, representaciones del fallecido, vestidos, alimentos, armas, tocados, joyas, tronos, los ataúdes, la famosa máscara funeraria de oro y, por supuesto, la momia.

Sin embargo, algo que estuvo ausente en el descubrimiento, y que nos trae al objeto de este artículo, es la moneda, el medio de intercambio comercial por excelencia.

¿Cómo eran las monedas en el Antiguo Egipto?

Según la historia tradicional, la moneda fue inventada en Lidia, Asia Menor, en la segunda mitad del siglo VII a. C., por lo que Tutankamón, habiendo vivido entre el 1342 y el 1325 a. C., fue sepultado y sellado siete siglos antes de que se realizaran las primeras acuñaciones como tales.

Los egipcios tendrían que esperar casi 1.000 años para producir sus numismas, que en ningún caso estaban destinados a la circulación general, sino a pagar mercenarios griegos que ayudarían a defender el reino de los persas: Acoris, de la XXIX dinastía, produciría durante su reinado (393-380 a. C.) estateros de estilo ático (Atenea y la lechuza) con la finalidad expresada, al igual que haría Teos (362-360 a. C.), de la XXX dinastía; Nectanebo II (360-343 a. C.), el último faraón nativo de Egipto, pagaría a las tropas con estateros en oro de diseño propio: un caballo galopando hacia la derecha por el anverso, y los jeroglíficos nefer nub (“oro puro”) por el reverso.

Estatero de oro acuñado por el faraón Nectanebo II. Fuente: NumisBids
Estatero de oro acuñado por el faraón Nectanebo II. Fuente: NumisBids

Luego llegaría la dominación persa, cuyos tributos serían pagados con moneda de plata reunida sólo para ese propósito mediante la venta de cereales, o acuñada esporádicamente en Menfis siguiendo nuevamente el modelo griego, pero con la mención en escritura demótica al “faraón” Artajerjes III o sus sátrapas. Tras ella, ocurriría la invasión de Alejandro Magno.

Alejandro fue el gran conquistador de su tiempo, pero también un estadista formado para reinar; por ello, al tomar Persia y su tesoro, procuró la puesta en circulación de piezas acuñadas en oro, plata y bronce que llegaron a todos los rincones de su imperio, siendo producidas tanto por él como por sus sucesores, los diádocos; mostraban en el anverso a Alejandro tocado con la piel de un león al estilo de Heracles, su medio hermano, y en el reverso a Zeus, su padre.

Tetradracma de plata acuñado en Menfis por el sátrapa Ptolomeo poco después de la muerte de Alejandro Magno. Fuente: NGC
Tetradracma de plata acuñado en Menfis por el sátrapa Ptolomeo poco después de la muerte de Alejandro Magno. Fuente: NGC

Su heredera en Egipto, la dinastía ptolemaica, produjo ejemplares propios tras consolidarse en el poder; ellos seguían motivos griegos derivados del implementado por Alejandro, siendo producidos principalmente desde Alejandría en oro, plata y bronce de distintas denominaciones. De este modo los faraones griegos lograron monetizar el Antiguo Egipto, con valores que se emplearon incluso durante la dominación romana.

40 dracmas de bronce acuñados en Alejandría por la faraona Cleopatra VII. Fuente: Otto Nickl a través de Wikimedia Commons
40 dracmas de bronce acuñados en Alejandría por la faraona Cleopatra VII. Fuente: Otto Nickl a través de Wikimedia Commons

¿Existieron monedas durante el reinado de Tutankamon?

Para responder esta pregunta, corresponde profundizar en lo mencionado al inicio del artículo. En los tiempos de Tutankamón no existía la moneda como se conoció posteriormente; por ende, el comercio dependía del trueque de productos como el grano, la cerveza y el aceite.

Con el auge de la metalurgia, los metales preciosos empezaron a ocuparse como mercancía intermedia para cambios. Éstos eran protomonedas que valían por su peso, el cual posteriormente fue estandarizado al labrar estos en forma de lingotes, placas, aros, incluso cuchillos y hachas.

Bajo este contexto, sale a colación una pieza subastada por Numismatica Genevensis el 18 de noviembre de 2019, que superó la cifra de 32.000 euros: se trata de un lingote de plata con forma de cuño que mide 42 milímetros de alto, 20 de longitud y 7 de espesor. Dicha pieza pesa 41,55 gramos y tiene una pureza del 98,54%, todo lo cual le hace equivaler a poco menos de medio deben (unidad de cuenta para bienes) egipcio.

Sin embargo, lo que más llama la atención de esta pieza es que lleva estampado un cartucho en forma de jarra con jeroglíficos en su interior, los cuales interpretan Tutankamón, gobernante de Heliópolis en el Alto Egipto; ello permite fecharlo en el siglo XIV a. C., y lo convierte en el más antiguo objeto monetario datado que se conoce.

Cuño de plata grabado con jeroglíficos refiriendo a Tutankamón, cuyas medidas, peso y pureza lo hacen equivaler a media unidad de cuenta del Antiguo Egipto. Fuente: NumisBids
Cuño de plata grabado con jeroglíficos refiriendo a Tutankamón, cuyas medidas, peso y pureza lo hacen equivaler a media unidad de cuenta del Antiguo Egipto. Fuente: NumisBids

El cartucho en forma de jarra tiene un significado jeroglífico: hnm, el cual integra la expresión hnm m hd, que traduce “incrustado en plata”; ello añade valor a su interpretación como moneda o, al menos, protomoneda.

Este ejemplar perteneció a la colección de Roger Pereire, quien falleció en 1968; de ahí pasó a manos de un numismático anónimo suizo hasta su subasta hace tres años. Así mismo, se tiene conocimiento de un segundo lingote troquelado por Tutankamón, el cual fue descrito por Michel Valloggia en su artículo “Nota sobre dos lingotes de plata de Tutankamón”, publicado en la francesa Revue d’Égyptologie, año 2018, número 68; ambos parecen provenir de un mismo tesoro desenterrado en Líbano.

¿Fue Tutankamón un precursor de Creso?

La historia numismática detalla la invención de las monedas a Lidia, siendo el rey Creso la figura legendaria a la que románticamente se le atribuye el hecho. En este caso, considerar los lingotes de plata antes mencionados como monedas de propio derecho permite asignar al faraón más famoso del Antiguo Egipto algo más que la primera tumba intacta encontrada por la arqueología de este país: la paternidad del dinero.

Se conoce una referencia al uso de metales como medios de intercambio en el tiempo de los faraones, pero es posterior en al menos 250 años a Tutankamón: la Historia de Unamón, un sacerdote encargado de viajar a Biblos (Fenicia) para comprar madera y construir la barca sagrada de Amón, pero cuyo medio de pago (una bolsa con 11 deben de plata, entre otras cosas) es robado antes de llegar; si bien la historia se considera ficción, evidencia que este metal, probablemente en forma de lingotes, era considerado como un recurso de intercambio al punto de escribirse sobre él.

¿Podría ser que Tutankamón y sus sucesores se adelantaron a la estandarización y el troquelado de metales en 700 años, pero fracasaron en algo que los lidios luego lograron, y que los griegos finalmente importaron de vuelta a Egipto? Es imposible saberlo y sería un atrevimiento afirmarlo sin más evidencia. Lo único seguro es que las piezas con su nombre son dignas de estudio y abren la puerta a explorar la historia numismática más allá de lo que normalmente conocemos.

Por nuestra parte, estamos seguros que investigar el tema es homenajear merecidamente al faraón niño, así como también a Howard Carter y Husein Abdel Rasul en el centenario del descubrimiento de la tumba que revolucionó la egiptología contemporánea.

Referencias

Carrión, Francisco (2016). El niño que descubrió la tumba de Tutankamón. El Mundo. Consultado el 31 de octubre de 2022. Fuente.

CoinsWeekly (2019). Do we have to predate the beginning of coinage by half a millennium? CoinsWeekly. Consultado el 31 de octubre de 2022. Fuente.

Das Candeias Sales, José (2010). Acuñación monetaria en Egipto. BAEDE, Boletín de la Asociación Española de Egiptología, (19), 35-48. Fuente.

ETP Team (2020). El trueque y las monedas del Antiguo Egipto. Egypt Tours Portal. Consultado el 31 de octubre de 2022. Fuente.

GinoLR (2022). Who invented coins? The Lydians, the Greeks, or the Egyptians? CoinTalk. Consultado el 31 de octubre de 2022. Fuente.

Historia National Geographic (2022). Personajes: Tutankamón, el enigmático faraón. [Página web en línea]. Fuente.

Numismatic Guaranty Company (2019). NGC Ancients: Silver Coinage of Ptolemaic Egypt. Numismatic Guaranty Company. Consultado el 31 de octubre de 2022. Fuente.

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